jueves, 21 de marzo de 2019

Orígenes cristianos del socialismo

"Aunque el socialismo colectivista, `científico`, se atribuye orígenes recientes, y el comunismo, que es un matiz de aquél, no quiera remontarse más allá de principios del siglo XIX, es indudable que las diferentes escuelas socialistas cuentan numerosos precursores, sobre todo entre las sectas cristianas de la Edad Media. En Francia, en Alemania, en los Países Bajos han abundado los socialistas o comunistas, que pretendían extraer de las ideas evangélicas sus teorías de igualdad económica, de comunismo en la riqueza colectiva. Los episodios históricos son una prueba suficiente, aunque nos lleguen bajo una forma legendaria, truncada o desfigurada por la malignidad de los cronistas contemporáneos. Además, los anales judiciales también nos enseñan algo y, a pesar de la parcialidad de su jerga jurídica, calificando de malhechores o de poseídos del demonio a esos precursores condenados a muerte, es fácil adivinar la verdad, ya que no restablecerla rigurosamente. Por otra parte, la idea de igualdad económica ha persistido siempre latente entre los cristianos heterodoxos; es una tradición que parece remontarse a la aglomeración judeocristiana de Jerusalén que, al día siguiente de la desaparición de Jesús de Nazareth, se constituyó en agrupación colectivista voluntaria. El socialismo y el cristianismo preconizan el amor entre los hombres para que todos puedan gozar del banquete de la vida sin otro esfuerzo que su adhesión exterior al programa o al credo. Así, puede afirmarse que la forma científica del colectivismo o del comunismo contemporáneo no es más que una adaptación, bajo otra terminología, del cristianismo, y sobre todo del catolicismo. El socialismo es la religión del hecho económico.”

- Emile Armand.