jueves, 31 de diciembre de 2020

El pilar de la familia Macías


No me había decidido a escribir esta entrada pues tenía los pensamientos hechos nudo y mis sentimientos atragantados en el gañote, pero en fin, a ver qué pasa.

Este pasado 15 de diciembre mi tía Rosaura falleció de Covid-19 complicado con otras dolencias previas que hacían de su salud algo muy precario, así que su cuerpo no pudo soportarlo. 

Para mí, su fallecimiento fue sorpresivo aunque de alguna manera esperado porque en el fondo yo sabía que en uno de esos frecuentes pasos por el hospital algo muy malo podría sucederle y más aún en medio de esta terrible pandemia que flagela al mundo.

Ella dejó un enorme hueco en la familia Macías. Siempre fue el pilar y el aglutinante en los eventos sociales y familiares; pronta para respingar, regañar y corregir pero también presta para tender la mano a cualquiera que la necesitase, yo incluso.

Hace alrededor de cinco años que con gran pesar nos cedió a Frida, de la que ya he hablado antes. Su enfermedad le hacía imposible cuidarla más así que nosotros fuimos los elegidos para enamorarnos de esa adorable berrinchuda.

Seguido pasaba para ver cómo estaba la nena y aunque era casi imposible encontrar un lugar donde estacionarse, cuando lo hacía subía con gran dolor y esfuerzo pero con mucho entusiasmo al segundo piso donde nos encontramos. Sus ojos se iluminaban de tal modo al ver a Frida que iluminaban mi corazón. Y aún así tenían un aire de melancolía al saber que la visita sería breve. 

Cada vez que se iba me rompía el corazón sabiendo que al llegar a su propia casa le esperaba otro tramo igual o peor que tendría que subir sola y con gran penuria.

Era fuerte de carácter, sí, pero su determinación hacía que las cosas se hicieran. Siempre pendiente de todos e hilarantemente metiche con su consabido "¿...Yo qué?".

Te quise mucho y nunca te lo dije pero intuyo que siempre lo supiste. Te voy a extrañar siempre, a ti y a Frida, que donde estén, me consuela saber que ahora sí están juntas.

Recibe un beso donde quiera que estés.

martes, 1 de diciembre de 2020

Ahora resulta


Pues así es, ahora resulta que tengo azúcar elevada. Esto no sería sorpresa dada mi complexión, pero sí después de que mi médico anterior, luego de ver los resultados de mis análisis, dijera que estoy bien del azúcar y de todo; incluso me recetó azúcar morena ¡que para que me curara más rápido!

Además siempre se negó a recetarme algo para el dolor, en cambio el nuevo médico lo hizo sin chistar e incluso comenzó a tratarme el azúcar.

 ¿Mi médico anterior habrá tenido un error de juicio? La duda se asoma... Dos años después pienso ¿En qué más habría mentido? (Y porqué).

sábado, 14 de noviembre de 2020

Cambio de rumbo

Dos años fueron suficientes para darme cuenta que el tratamiento que recibía de parte de mi actual doctor no era a mi parecer ni el adecuado ni eficiente.

Finalmente y gracias a la indiferencia que noté en mi galeno, decidí atenderme en la Clínica de Especialidades que está a tan solo dos calles de aquí. 

Los trámites fueron cansinos y engorrosos, y luego de cinco horas al fin pude ser recibido por un médico general. Esto con la esperanza de que me canalice posteriormente con un endocrinólogo. Esta especialidad no la manejan allí y forzosamente sería en una unidad externa. 

Por lo pronto tengo que hacerme análisis de sangre para descartar la diabetes como posible causa de mi padecimiento. Con los resultados en mano podré continuar con mi tratamiento. Espero poder pronto sanar y recuperar mi vida.

martes, 6 de octubre de 2020

Gracias Maestro



Hoy me enteré de la desgarradora pero tristemente esperada noticia de la muerte de uno de los íconos de mi juventud y de toda una generación, amén de ser considerado por muchos (en realidad muchísimos) como el más grande guitarrista de la historia. ¡Descansa en paz, Maestro!

miércoles, 5 de febrero de 2020

Siempre es lo mismo

Después de cada reunión familiar, los avenidos se marchan dejando atrás un mierdero que al parecer piensan que es obligación de la abuela limpiar.