viernes, 31 de agosto de 2018

Nueva vida

Hola inicié el tratamiento que me indicó en endocrinólogo y, según sus palabras, en una semana comenzaré a sentirme mejor y en un mes estaré de pié casi normal.

Hormonas, complementos y dieta es lo que, de momento, guiarán mi vida diaria para posteriormente darle paso a una rutina llevadera y casi normal. Será el fin del tormentoso dolor y podré enfocarme en el siguiente paso: conseguir trabajo.

Mi vida no está aún resuelta pues quedan algunos asuntos por resolver, pero primero lo primero, ¿verdad?

miércoles, 29 de agosto de 2018

Consecuencias

Faltan unas cuantas horas para que el doctor me reciba y por fin dé un diagnóstico a esta horrenda enfermedad que tantas lágrimas de dolor me ha arrancado.

Antes, quiero expresar algunas impresiones que este padecimiento me ha dejado:

Al principio sufrí lo indecible: fui presa de convulsiones, fiebre y desvaríos. Inicié una lastimosa recuperación, mis extremidades no me sostenían y luego de haber pasado más de dos semanas sin comer, la gastritis hizo su aparición.

Comenzaron los escalofríos y los dolores en las extremidades. Estos eran tan atroces que llegué a no poder dormir durante una semana pues el dolor era insoportable. Nunca un doctor fue a verme; nunca un consuelo o una sonrisa de empatía.

Creían que yo fingía y eso explicaría el porqué nunca nadie fue a atenderme. Últimamente he recuperado casi la totalidad de mis funciones pero el dolor nunca se va; es constante e insidioso y solo con grandes dosis de Tramadol  puedo dormir.

La indiferencia siempre está presente. Cada vez que le comento a mi madre sobre mis dolores, ella actúa de dos formas posibles: o finge no escucharme y me ignora o me interrumpe con anécdotas de sus propios dolores. A pesar de las recetas de mi doctora previa, nunca se mostró convencida de mi enfermedad. Espero que ahora sí me crean y mínimo pueda yo recibir un poquito de empatía de parte de mi familia.

Pijama Nuevo

- Ten, toma esta pijama. La compré para tu tío pero no le quedó, no es de su talla.

- Gracias, pero ¿y él? Sabes que viene el invierno y mi tío sufre muchos dolores con el frío debido a su enfermedad. ¿Por qué no la cambias por otra de su talla?

-  No porque me da flojera ir hasta allá, además ¿a quién le importa? ¡que se  chingue!

jueves, 16 de agosto de 2018

Por fin

Luego de mucho insistir logré que mi doctora me enviara con un especialista, el cual tendrá que ser un endocrinólogo, dada la incapacidad de la misma para darme un diagnóstico concreto.

Hoy tendré mi primera cita con un especialista, quien por una grata casualidad será mi primo Guillermo Mézquita, cuyo talento le precede.

Debo aclarar que no estoy muy convencido que esta nueva búsqueda del origen de mi padecimiento y cura lleve a buen término. No existen remedios milagrosos y sólo de pensar en retomar de nuevo los análisis, pruebas y exámenes (por lo que he leído esto incluye punciones lumbares, toma de muestras y más análisis clínicos) me inquieta un poco, amén de no ser garantía de una pronta cura.

En verdad me tranquiliza que alguien con más experiencia tome las riendas en esta búsqueda, pero aún así es inquietante dadas las circunstancias en las que me encuentro.

Esperaré lo mejor