Inició
en mayo del año pasado cuando me percaté de una molestia en las
articulaciones de los dedos de manos y pies aunado a una sensación de
ardor en las yemas que se acrecentaba al contacto.
El primer diagnóstico fué Síndrome de Raye, debido a mi consumo de aspirinas pero al suprimir su uso, las molestias continuaron incrementándose lo que nos llevó a una posible artrosis ocupacional. Luego de análisis clínicos surgió el posible diagnóstico de neuropatía periférica con complicaciones ocasionada por un factor aún no identificado.
Luego de una crisis nerviosa aguda resulté con un debilitamiento general, manos frías y las extremidades casi inútiles; me fue casi imposible incorporar y mucho menos pasear a Frida. Luego recuperé las fuerzas lenta y lastimosamente (huelga decir que perdí mi trabajo).
El ardor intenso en las yemas de manos y pies se incrementó junto a un dolor casi insoportable en las palmas, tobillos y muñecas que no pocas veces me arrancó angustiantes lágrimas de desesperación e insomnio.
Tramadol fue una parcial victoria pues si bien ahora puedo dormir, los dolores articulares continúan y tengo que administrarlo tan seguido que, sumado al consumo masivo de aspirinas y otros analgésicos, me orillan a temer por la integridad de hígado y riñones.
La frustración continúa al escuchar de mi doctor que mi padecimiento es autoinmune y crónico; una posible fibromialgia para la que no hay tratamientos y que deberé aceptar ese dolor incapacitante por el resto de mi vida, lo cual me niego a aceptar.
La situación se complica enormemente al carecer de trabajo y de seguridad social amén que en mi familia sospechan que es psicosomático (¡seguramente finjo para no sé qué chingaos!). No tengo de momento perspectivas de trabajo, amor o incluso fraternidad ni mucho menos independencia económica.
Llevo más de un año de casi completo aislamiento social (ni mis mejores amigos están al tanto). Estos dolores tan intensos que van y vienen me dificultan enormemente escribir en la PC o incluso en mi celular (donde escribo de a dedito).
Casi no puedo manipular los controles de mis cámaras y mucho menos tocar la guitarra. Así las cosas; trato de no agüitarme y ver luminoso el mañana. Continuaré buscando respuestas en otras opiniones y otros diagnósticos.
Actualización (6-ago-2018)
Recién terminé un tratamiento vasodilatador sin grandes mejoras por lo tanto iré de nuevo con la doctora para que me explique los siguientes pasos a seguir para terminar con esta posible (ahora sé) Polineuropatía inflamatoria aguda, enfermedad idiopática (de origen desconocido) y necesariamente crónica.
Juro que estoy desesperado y muy frustrado.
El primer diagnóstico fué Síndrome de Raye, debido a mi consumo de aspirinas pero al suprimir su uso, las molestias continuaron incrementándose lo que nos llevó a una posible artrosis ocupacional. Luego de análisis clínicos surgió el posible diagnóstico de neuropatía periférica con complicaciones ocasionada por un factor aún no identificado.
Luego de una crisis nerviosa aguda resulté con un debilitamiento general, manos frías y las extremidades casi inútiles; me fue casi imposible incorporar y mucho menos pasear a Frida. Luego recuperé las fuerzas lenta y lastimosamente (huelga decir que perdí mi trabajo).
El ardor intenso en las yemas de manos y pies se incrementó junto a un dolor casi insoportable en las palmas, tobillos y muñecas que no pocas veces me arrancó angustiantes lágrimas de desesperación e insomnio.
Tramadol fue una parcial victoria pues si bien ahora puedo dormir, los dolores articulares continúan y tengo que administrarlo tan seguido que, sumado al consumo masivo de aspirinas y otros analgésicos, me orillan a temer por la integridad de hígado y riñones.
La frustración continúa al escuchar de mi doctor que mi padecimiento es autoinmune y crónico; una posible fibromialgia para la que no hay tratamientos y que deberé aceptar ese dolor incapacitante por el resto de mi vida, lo cual me niego a aceptar.
La situación se complica enormemente al carecer de trabajo y de seguridad social amén que en mi familia sospechan que es psicosomático (¡seguramente finjo para no sé qué chingaos!). No tengo de momento perspectivas de trabajo, amor o incluso fraternidad ni mucho menos independencia económica.
Llevo más de un año de casi completo aislamiento social (ni mis mejores amigos están al tanto). Estos dolores tan intensos que van y vienen me dificultan enormemente escribir en la PC o incluso en mi celular (donde escribo de a dedito).
Casi no puedo manipular los controles de mis cámaras y mucho menos tocar la guitarra. Así las cosas; trato de no agüitarme y ver luminoso el mañana. Continuaré buscando respuestas en otras opiniones y otros diagnósticos.
Actualización (6-ago-2018)
Recién terminé un tratamiento vasodilatador sin grandes mejoras por lo tanto iré de nuevo con la doctora para que me explique los siguientes pasos a seguir para terminar con esta posible (ahora sé) Polineuropatía inflamatoria aguda, enfermedad idiopática (de origen desconocido) y necesariamente crónica.
Juro que estoy desesperado y muy frustrado.
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