Desde el principio de los tiempos ha habido dos clases de personas: las que quieren trabajar y las que no. Si no trabajas no comes, pero qué pasa con aquellos que no quieren trabajar? Como hacer para vivir del producto del trabajo de otros? Podrían ser “artistas” o “pensadores” pero para eso se necesita talento y creatividad. Qué hacer entonces cuando no se tiene talento ni ganas de trabajar? La respuesta es muy sencilla: el engaño.
El pensamiento mágico surgió en los albores de todas las civilizaciones para tratar de dar sentido a los fenómenos naturales. Así pues se creía ver a un dios enojado donde había truenos y a duendes en donde hay sombras. Es precisamente aquí donde entran los “timadores” Hay varios tipos de timadores y una de sus características es que se creen más listos que los demás.
Los timadores autodenominados “elegidos” decidieron engañar a sus semejantes adorando organizadamente a los dioses recién creados y así poder vivir a expensas del pueblo: tiraron el choro mareador de que el dios en turno necesitaba que le construyeran una iglesia para adorarlo, que debemos bautizar a los nenes, o que solo se podía casar uno ante la beneplácita mirada del mismo. Amenazaron a su gente con castigos eternos y exigieron obediencia absoluta. Engañaron al pueblo con palabras y conceptos poco claros: alma inmortal, pecado, gloria divina, santidad etc. Demandaron sacrificios humanos y guerras a los que tuvieran dioses distintos. La falta de fe se castigaba con la hoguera. He allí el nacimiento de las religiones.
Por supuesto que hay otros tipos de timadores: brujos, exorcistas, curanderos, homeópatas, clarividentes y un largo etcétera. Todos tienen en común que siempre te quitan el dinero tan escaso en estos días ya sea de manera directa o indirecta y que todos ellos viven a nuestras expensas sin aportar nada a la sociedad y en cambio solo te engañan con supuestas sanaciones, conjuros, hechizos y medicina de dudosa procedencia sin valor clínico.
La única manera de hacerles frente es tener una actitud crítica ante la vida. Es sano ser escéptico; es una manera de vivir sin que quieran sorprenderte con cuentos chinos. Exigir pruebas de lo que nos plantean. Ser racional. No lo hacemos nosotros ya en determinadas circunstancias? No contamos el cambio al salir de la tienda? Porqué no habríamos de tener esa misma actitud escéptica ante todo lo demás?
Se los dejo de tarea.
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